Amaneció un día plomizo amenazando lluvia pero, ¿quien no ha disfrutado ante la visión del campo brillando bajo las húmedas gotas tras la tormenta?.
Sin dudarlo un momento, una ducha rápida, me visto apresuradamente, tomo la mochila y salgo a la fría calle, son apenas las ocho de la mañana y me dirijo al único bar que abre los domingos por la mañana en mi pueblo. Tras los saludos de rigor, me tomo un reparador café con leche y salgo disparado en dirección a la estación de Alcover donde llego sobre las diez y media sin haber llovido ni una gota en todo el camino, incluso en algunos momentos apareció tímidamente un pálido sol, aunque no por ello menos reconfortante.
Al cabo de muy poco rato aparecen dos caballeros que tras las preguntas pertinentes resultaron ser los amigos Toti y Parmenio. Tras ellos llegó Onix y casi al mismo tiempo, Alexandra, Nahia y Victor, éstos últimos con su inseparable y amabilísima perrita Noah, un negro e incesante torbellino del que me resulta imposible sustraerme. Me encantan los perros.
Lo típico y obligado, las presentaciones tras las cuales nos acercamos al bar situado frente a la estación a tomar algo calentito antes de enfilar hacia la Mare de Deu del Remei en donde de dejaban antes los vehículos, si bien en la actualidad se puede continuar algo mas hasta el molino como así hicimos.
Tras dejar los coches, las fotos de rigor y comenzamos nuestra andadura. Ibamos en varios grupitos paseando relajadamente y conversando amigablemente. Los fotógrafos, de cuando en cuando tomábamos algún detalle de la estupenda naturaleza primaveral y, sin apenas darnos cuenta y tras vadear el río que, en aquel punto no era demasiado profundo, nos vimos en la antigua central, situada bastante mas arriba del niu del áliga, tal era nuestro ardor senderista, con lo cual nos vimos obligados a regresar sobre nuestros pasos no sin antes volver a fotografiar el entorno.
La entrada al niu está en estos momentos oculta tras un angosto y abrupto pasaje en descenso y a algunos nos ocasionó alguna dificultad dado lo resbaladizo del terreno arcilloso pero al poco rato estábamos todos sanos y salvos frente a la cascada del niu, con un refrescante sonido acuático por banda sonora.
Nada mas llegar y antes de volver a cruzar el río, toti se desnudó y armado de sus bastones, pasó al otro lado. Tras él todos los demás y llegando a la otra orilla el desnudo de rigor con baño incluido, por cierto el agua estaba algo fresquita aunque no por eso menos mojada. Yo no me bañé, solamente los pies, vamos, en ese momento estaba algo resfriado.
Comimos desnudos en plena armonía con la naturaleza y tras la foto del grupo, nos vestimos porque ya se notaba el frío reinante y iniciamos el regreso hacia el molino. Llegamos a los coches y fuimos al restaurante de la Mare de Deu en donde tras pedir cada uno lo que le apetecía nos sentamos un buen rato fuera charlando relajadamente sobre la experiencia y muchos otros temas, como es natural.
Magnífico ambiente y desde luego para mi, una experiencia inolvidable y un verdadero placer el haber compartido esas horas así como haber conocido a los compañeros.
Manolo demostró un conocimiento exhaustivo del terreno, afortunadamente para nosotros ya que de lo contrario, jamás hubiéramos conocido la vieja central.
Saludos cordiales de Motard.
